Los exámenes visuales rutinarios ayudan a detectar cambios en la visión que pueden requerir ajustes de la graduación, por supuesto, pero también pueden detectar muchas otras cosas: pérdida de visión precoz, síndrome del ojo seco, astigmatismo, complicaciones de la córnea, cataratas, amenazas para el nervio óptico, degeneración macular, glaucoma y daños por hipertensión y diabetes.
Muchas personas creen que ven bien, y puede que así sea. Sin embargo, la mayoría no sabe que en realidad ha perdido la capacidad de ver con claridad de cerca o de lejos, o que su visión periférica (lateral) no es tan amplia. También es posible que se hayan acostumbrado tanto a los problemas oculares que hayan aprendido a solucionarlos y hayan aceptado sus dificultades como algo normal.
Algunas complicaciones oculares, incluidas las amenazas graves para la visión y la salud ocular, pasan desapercibidas hasta que se produce un problema irreversible, y sólo pueden detectarse a tiempo mediante un examen ocular profesional. He aquí algunos ejemplos.
Por último, también pueden abordarse los factores modificables que contribuyen a las alteraciones de la visión, como determinadas afecciones médicas y medicamentos.
Retinopatía hipertensiva
La retinopatía hipertensiva es un daño de la retina causado por la presión arterial alta (hipertensión). La retina es la razón por la que podemos ver. Se trata de un gran conjunto de células que captan la información entrante y la transmiten al cerebro en forma de señales eléctricas y químicas para crear imágenes visuales. Los daños en la retina dificultan la transmisión de información al cerebro y, en consecuencia, provocan visión borrosa o incluso pérdida total de visión.
Degeneración macular
La degeneración macular es una enfermedad que afecta a la visión central. Las personas que padecen esta enfermedad no pueden ver los detalles finos, tanto de cerca como de lejos, aunque la visión periférica (lateral) sigue siendo normal. Por ejemplo, imagine que mira un reloj con manecillas. Con degeneración macular, uno puede ver los números del reloj pero no las manecillas.
La degeneración macular asociada a la edad (DMAE) es muy frecuente. De hecho, es una de las principales causas de pérdida de visión en personas de 50 años o más. La DMAE puede provocar una pérdida grave de la visión central, pero rara vez causa ceguera. Los factores de riesgo de la DMAE son la edad, el tabaquismo, la hipertensión arterial y una dieta rica en grasas saturadas.
Muchas personas no se dan cuenta de que tienen DMAE hasta que su visión es muy borrosa. Por eso es importante visitar regularmente a un oftalmólogo que pueda detectar los primeros signos de DMAE antes de que su ser querido tenga problemas de visión.
Glaucoma
El glaucoma es una enfermedad que daña el nervio óptico, afectando a la capacidad de ver y a la salud general del tejido ocular. El líquido se acumula en la parte anterior del ojo y provoca un aumento de la presión. Por muy asombroso que sea el ojo, es bastante frágil, y el aumento de presión puede causar daños importantes e irreversibles. Se considera que su ser querido corre un riesgo elevado si presenta al menos una o varias de estas afecciones:
Diabetes
Antecedentes familiares de glaucoma
Afroamericanos, de 50 años o más
Hispanos de 65 años o más
Glaucoma de ángulo abierto. Es el tipo más frecuente de glaucoma y aparece gradualmente con el tiempo. El ojo no drena el líquido tan bien como debería y, como consecuencia, la presión ocular aumenta y daña el nervio óptico. Este tipo de glaucoma es indoloro y no se producen cambios en la visión en las primeras fases, por lo que es aún más importante someterse a revisiones oculares periódicas.
Glaucoma de ángulo cerrado (también llamado de ángulo cerrado o de ángulo estrecho). Es menos frecuente y se produce cuando el iris (la parte coloreada del ojo) está demasiado cerca del ángulo de drenaje del ojo y acaba bloqueando el drenaje. Cuando el drenaje está completamente bloqueado, la presión ocular aumenta rápidamente y se denomina ataque agudo. Se trata de una urgencia ocular que requiere la atención de un oftalmólogo de inmediato, antes de que se produzca una ceguera irreversible. Un ataque agudo es doloroso y los cambios en la visión son inmediatos. Los síntomas son:
Visión borrosa repentina
Dolor ocular intenso
Dolor de cabeza inusual
Náuseas y/o vómitos
Ver anillos o halos con los colores del arco iris alrededor de las luces
Muchas personas con glaucoma de ángulo cerrado lo desarrollan lentamente. Es lo que se denomina glaucoma de ángulo cerrado crónico. Al principio no presenta síntomas, por lo que es posible que alguien no lo sepa hasta que sufra un ataque agudo. Por eso son tan importantes las revisiones oculares periódicas.
El glaucoma puede prevenirse a menudo con un tratamiento precozPor este motivo, su ser querido debería someterse a una revisión una vez al año si presenta un riesgo elevado.