El estado nutricional es un fuerte predictor de los resultados postoperatorios y se reconoce como un componente importante de los programas de recuperación quirúrgica.
Nutrición antes de la cirugía
Una nutrición adecuada antes de la intervención puede contribuir al éxito quirúrgico y a una mejor recuperación. Las investigaciones actuales demuestran que comer cerca de la cirugía y poco después de la cirugía es seguro y que la recuperación puede mejorarse siguiendo el protocolo nutricional ERAS (Enhanced Recovery After Surgery).
El cuerpo sufre mucho estrés durante la cirugía y necesita mucha energía para soportarlo. El estrés de la cirugía puede provocar pérdida de peso y músculo, inflamación, mala cicatrización de las heridas y complicaciones como infecciones, especialmente en adultos mayores con comorbilidades. En los adultos mayores, sólo 3 días de reposo en cama pueden causar hasta un 10% de pérdida muscular total de la pierna.
Las investigaciones demuestran que una determinada alimentación en las semanas y días previos a la intervención puede ayudar a reducir los riesgos y acelerar la recuperación. Seguir unas pautas básicas, como las de MiPlato para personas mayores es esencial. El protocolo ERAS, respaldado por el Colegio Americano de Cirujanos, ofrece estas recomendaciones dietéticas reforzadas:
Aumente la ingesta de proteínas de alta calidad (carnes que no estén procesadas) e hidratos de carbono complejos (frutas y verduras).
Ayuda a la función inmunitaria con arginina y ácidos grasos omega-3.
La arginina es un aminoácido presente de forma natural en la carne roja, las aves, el pescado y los productos lácteos.
Los omega-3 son ácidos grasos presentes de forma natural en diversos pescados y aceites de pescado.
Ambos pueden adquirirse sin receta en forma de suplementos, aunque las fuentes alimentarias naturales son mejores antes de la cirugía.
Aumentar la ingesta de carbohidratos en los 2 días previos al periodo de ayuno de la cirugía (los atletas llaman a esto "carga de carbohidratos").
Alimentos sólidos hasta 6 horas y líquidos hasta 2 horas antes de la intervención, que pueden incluir una bebida especial de hidratos de carbono claros administrada hasta 2 horas antes de la intervención.
Hable con el cirujano de su ser querido sobre las formas de lograr estos objetivos nutricionales y el protocolo ERAS. Siga las instrucciones dietéticas específicas del cirujano.
Además de fortificar su dieta antes de la operación, también querrá mantenerlos en movimiento. Los profesionales sanitarios llaman a esto "prehabilitación". Mantenerse activo antes de la operación puede mejorar los resultados y acelerar tanto la deambulación tras la intervención como la recuperación. Pruebe una combinación de ejercicio aeróbico y levantamiento de pesas/entrenamiento de resistencia durante 20 minutos un par de veces al día en las semanas previas a la intervención.
Nutrición después de la cirugía
Las recomendaciones sobre la ingesta y el apoyo nutricionales después de la operación no difieren mucho de las anteriores, porque el aumento de nutrientes sigue favoreciendo la curación y la recuperación fisiológica del estrés. Lo mismo ocurre con la movilidad y el ejercicio.
Una alimentación postoperatoria más precoz se asocia a una reducción de las complicaciones infecciosas, una mejor cicatrización y una menor duración de la estancia hospitalaria. Se recomienda reanudar la alimentación lo antes posible tras la intervención, con el objetivo de volver a tomar alimentos sólidos en 24 horas.
Las náuseas y/o la pérdida de apetito tras una intervención quirúrgica son un efecto secundario frecuente del estrés quirúrgico y de los medicamentos utilizados para controlar la conciencia y el dolor. En este caso, anime a su ser querido a hacer comidas más pequeñas y con más frecuencia. Los batidos nutricionales ricos en proteínas y fibra son un buen comienzo.
Reabastecer de combustible al organismo después de una intervención quirúrgica es esencial para una curación rápida y satisfactoria, y aunque su ser querido descanse después de la operación, su organismo sigue consumiendo mucha energía y nutrientes para recuperarse.
Además de seguir las recomendaciones prequirúrgicas anteriores, también se hace hincapié en la fibra y los líquidos (idealmente agua) después de la cirugía. La fibra favorece la digestión y los movimientos intestinales después de la cirugía y ayuda a restablecer la motilidad y la salud intestinal normales. Los líquidos ayudan a evitar el estreñimiento y la diarrea.
Y al igual que antes de la operación, asegúrese de que su ser querido ingiera muchas proteínas. Las proteínas ayudan a reconstruir y mantener la masa muscular y la estructura ósea.
Algunas recomendaciones para empezar
Cereales integrales, bayas y otras frutas de color oscuro, pimientos rojos, frutos secos y semillas, col rizada, pavo y otras carnes magras, yogur, ciruelas pasas, boniatos, setas, ostras, aguacates, huevos, verduras de hoja verde, aceite de oliva u otros aceites vegetales e infusiones.
¿Quiere saber más?
El Abbott Nutrition Health Institute (ANHI) ofrece un curso describir cómo el proceso de envejecimiento puede afectar a los resultados quirúrgicos y destacar el papel de la nutrición en la ERAS.
La Sociedad Cardíaca ERAS hace recomendaciones para aplicar el protocolo ERAS antes, durante y después de las operaciones de corazón.
La Sociedad ERAS ha desarrollado directrices para aplicar el protocolo ERAS en muchos otros tipos de cirugías.