Mayor vulnerabilidad
Los adultos mayores son más vulnerables a la desnutrición debido a los cambios fisiológicos asociados al envejecimiento, como la disminución del apetito, los cambios en el gusto y el olfato, los problemas dentales, la reducción de la función gastrointestinal y la absorción deficiente de nutrientes. Estos factores pueden conducir a una ingesta inadecuada de nutrientes esenciales, poniendo a su ser querido en riesgo de desnutrición.
Enfermedades crónicas
Muchos ancianos padecen enfermedades crónicas como cardiopatías, diabetes, cáncer y trastornos gastrointestinales que pueden afectar a su estado nutricional. Estas afecciones pueden aumentar las necesidades de nutrientes, alterar el metabolismo de los nutrientes o interferir en la capacidad de ingerir y digerir los alimentos, lo que agrava aún más el riesgo de desnutrición.
Polifarmacia
Es posible que su ser querido tome varios medicamentos para tratar sus problemas de salud, lo que puede tener efectos secundarios como supresión del apetito, náuseas, vómitos, diarrea y alteración de la absorción de nutrientes. La polifarmacia puede contribuir a las deficiencias nutricionales y aumentar el riesgo de desnutrición.
Factores sociales y económicos
Factores sociales y económicos como unos ingresos limitados, el aislamiento social, vivir solo, la falta de transporte y un acceso inadecuado a alimentos nutritivos pueden contribuir a la desnutrición. Estos factores pueden impedir que su ser querido obtenga y prepare comidas saludables, lo que conduce a una ingesta dietética deficiente y a la desnutrición.
Declive funcional
El deterioro funcional asociado al envejecimiento, como la pérdida de movilidad, la motricidad fina y el deterioro cognitivo, puede afectar a la capacidad de su ser querido para hacer la compra, preparar la comida y alimentarse. Las limitaciones funcionales pueden llevarle a depender de usted para la asistencia alimentaria y aumentar el riesgo de desnutrición.
Resultados sanitarios adversos
La desnutrición entre los adultos mayores está asociada a resultados adversos para la salud, como el debilitamiento de la función inmunitaria, el deterioro de la cicatrización de heridas, la atrofia muscular y un mayor riesgo de infecciones, caídas, hospitalizaciones y mortalidad (muerte). Los adultos mayores desnutridos también son más susceptibles a las complicaciones de las enfermedades crónicas y tienen estancias hospitalarias más largas y mayores costes sanitarios.
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