La demencia es una enfermedad crónica que provoca una pérdida progresiva del pensamiento, la memoria y el razonamiento. A medida que avanza, pueden aparecer diversas creencias y comportamientos extraños e incluso irracionales. Algunos son confusos, otros repetitivos y otros son completamente opuestos a lo que conocemos de nuestro ser querido. Además, la demencia provoca cambios en el sueño, la alimentación, el aseo y la comunicación.
Entonces, ¿pueden los signos y síntomas comúnmente asociados con la demencia ser causados por condiciones distintas a la demencia? Sin duda alguna.
Infección
El envejecimiento y la disminución de la actividad pueden debilitar el sistema inmunitario, lo que hace a los adultos mayores más vulnerables a infecciones como las de las vías urinarias y la neumonía. Dado que éstas pueden pasar desapercibidas durante varios días, los síntomas pueden ser graves cuando aparecen: letargo, confusión, irritabilidad e incapacidad para cuidar de sí mismo. A menudo, cuando se resuelve la infección, también desaparecen los síntomas mentales y de comportamiento.
Desnutrición o deshidratación
Sin una dieta adecuada y abundantes líquidos, el organismo es incapaz de producir las células necesarias para mantener la salud, lo que incluye los glóbulos rojos que transportan oxígeno y nutrientes a los órganos y músculos. Asimismo, los desequilibrios electrolíticos afectan al funcionamiento del cerebro, el corazón y los riñones. Los síntomas resultantes pueden ser confusión y problemas de comunicación, temblores y dificultades vesicales e intestinales. Estas malas condiciones también pueden convertir el organismo en un refugio para las infecciones.
Hipoxemia
Es el término médico para la falta de oxígeno. El oxígeno es esencial para todas las funciones corporales, y el cerebro utiliza la mayor parte. Los problemas cardiovasculares y la respiración superficial, habituales en los ancianos, pueden reducir el oxígeno disponible, y la falta de oxígeno en el cerebro puede producir dificultades de concentración, olvidos y agitación.
Medicamentos
Los adultos mayores metabolizan algunos medicamentos mucho más lentamente, lo que puede dar lugar a una acumulación de fármacos en su organismo. Un exceso de analgésicos, psicofármacos o ansiolíticos puede provocar síntomas como alucinaciones y delirios.
Depresión
La depresión no tratada puede llegar a ser grave y provocar inquietud y deambulación, confusión e irritabilidad, e incluso paranoia. Afecta sin duda a la alimentación, el sueño y la socialización.
Otras condiciones
Otras afecciones que pueden imitar los síntomas de la demencia son la falta de sueño, los accidentes isquémicos transitorios (miniaccidentes cerebrovasculares) y los traumatismos craneoencefálicos. Creemos que sin duda sabríamos si estas cosas ocurrieran, aunque pasan desapercibidas todo el tiempo, incluso con los cuidadores más implicados.
Acudir a un proveedor
Si sospecha que su ser querido puede estar desarrollando demencia, y los síntomas no son emergentes, haga una cita para que ambos hablen con su proveedor de atención primaria tan pronto como sea posible. Su proveedor le ayudará a determinar si se trata de demencia o posiblemente de otra cosa. Si los síntomas requieren atención inmediata, por ejemplo, si su ser querido parece estar muy enfermo o corre el riesgo de hacerse daño, considere la posibilidad de acudir al servicio de urgencias para que lo evalúen.