La ansiedad, la depresión y el aislamiento social son problemas comunes a los que se enfrentan los cuidadores cuando dan prioridad a sus tareas asistenciales sobre sus necesidades personales. Comprender y abordar estos problemas es crucial para prevenir el agotamiento y promover el bienestar general.
Reconocer los signos de ansiedad y depresión
Osentimientos abrumadores de tristeza, preocupación o desesperanza.
Un sentimiento inquebrantable de resistencia o reticencia a hacer cosas.
Sentimientos intensos de culpa o nerviosismo.
En sobreprotector o autoritario de forma que impide que los demás le ayuden.
Síntomas físicos como malestar estomacal, fatiga o insomnio, incapacidad para pensar con claridad, llanto incontrolado e incluso temblores.
Reconocer estos signos es el primer paso para gestionarlos eficazmente.
Impacto en la vida social
A menudo, las exigencias del cuidado pueden reducir las interacciones sociales del cuidador. El aislamiento social no sólo agrava el sentimiento de soledad, sino que puede generar resentimiento hacia los demás. Es importante lograr un equilibrio que incluya el mantenimiento de relaciones fuera del cuidado.
Medidas para combatir el aislamiento y la tensión emocional
Establezca objetivos realistas. Comprenda que no puede hacerlo todo. Fíjate objetivos alcanzables y sé amable contigo mismo cuando las cosas no salgan como habías planeado.
Mantener las conexiones sociales. Haga un esfuerzo consciente por mantener las amistades y los lazos familiares. El contacto regular, aunque sólo sea una llamada telefónica o un mensaje de texto, puede reducir significativamente la sensación de aislamiento. Reconozca también que otras personas están dispuestas a ayudarle con su carga de trabajo, lo cual es una oportunidad para crear una conexión social.
Dar prioridad al autocuidado. Sepárese de su ser querido por su propia salud física y mental. Acuda a sus citas médicas periódicas. Realice actividades que le gusten y le relajen. El ejercicio, la meditación y los pasatiempos pueden reducir mucho el estrés.
Busca apoyo. Únase a comunidades en línea o grupos de apoyo para ponerse en contacto con otros cuidadores. Compartir experiencias y soluciones puede proporcionar consuelo y estrategias prácticas para afrontar los retos del cuidado. (¡También reduce el aislamiento!)
Ayuda profesional. Si los sentimientos de ansiedad o depresión persisten, considere la posibilidad de buscar ayuda profesional. Los terapeutas y consejeros pueden ofrecerte mecanismos de afrontamiento eficaces y estrategias terapéuticas adaptadas a tus necesidades.
Salud financiera y física
Cuidar también puede poner a prueba su cuerpo y su cuenta bancaria. Piense en lo siguiente:
Planificación financiera. Explore recursos como las ayudas económicas para cuidadores, haga un seguimiento de los gastos directamente relacionados con el cuidado y presupueste sus gastos para aliviar el estrés financiero. A la hora de hacer la declaración de la renta, averigua a qué desgravaciones puedes acogerte.
Salud física. Asegúrese de someterse a revisiones médicas periódicas, así como de atender sus propias necesidades nutricionales y de descanso. Ignorar tu salud física puede acarrearte problemas más graves en el futuro.
Mantente organizado. Gestione la información del seguro y los historiales médicos de sus seres queridos. Asegúrate de que aprovechas al máximo las prestaciones de su seguro y mantén organizada su información médica con Helpful.
Recuerda, cuídate no es egoísta-es una necesidad. Si gestiona sus necesidades emocionales, sociales y físicas, no sólo protegerá su propia salud, sino que mejorará la calidad de los cuidados que presta. Los estudios demuestran que los déficits en la salud del cuidador repercuten directamente en la persona a la que cuida. Recuerde que no está solo en este viaje y que hay recursos y comunidades dispuestos a apoyarle.