Considerada durante mucho tiempo la operación de referencia para la artritis de rodilla, la artroplastia total de rodilla sigue siendo, con diferencia, la intervención de sustitución articular más frecuente.
La artroplastia de rodilla es más adecuada para personas de mediana edad y mayores (generalmente de 50 años o más) que padecen artritis en más de un compartimento de la rodilla y que no tienen intención de volver a practicar deportes de alto impacto o trabajos pesados.
¿Qué es la rodilla?
La rodilla es la articulación más grande del cuerpo -una articulación de bisagra- y está formada por el extremo inferior del fémur (hueso del muslo), el extremo superior de la tibia (hueso de la espinilla) y la rótula (tapa de la rodilla). Tenga en cuenta que el peroné, el hueso más pequeño de la parte inferior de la pierna, no forma parte de la articulación de la rodilla.
¿Qué es la artroplastia total de rodilla?
La artroplastia total de rodilla (ATR), también conocida como reemplazo total de rodilla, es uno de los procedimientos quirúrgicos más habituales para tratar la artritis grave de rodilla, con el fin de aliviar el dolor y la discapacidad de la articulación. Esta cirugía se describe más exactamente como una "reconstrucción" de la rodilla, ya que sólo se sustituye la superficie de los huesos. Se utilizan aleaciones metálicas y piezas de plástico de calidad médica para recubrir los extremos de los huesos que forman la articulación de la rodilla, junto con la parte inferior de la rótula.
Esta cirugía puede considerarse para alguien que tenga artritis grave, una lesión grave de rodilla o deformidades articulares que causen piernas arqueadas y para quien no funcionen terapias menos invasivas (véase más abajo). Normalmente, esta cirugía se realiza en personas de entre 50 y 80 años, pero también puede darse en personas más jóvenes.
A menudo se aplican terapias menos invasivas antes de plantearse una operación de prótesis de rodilla:
Antiinflamatorios (esteroideos o no esteroideos)
Glucosamina y sulfato de condroitina
Analgésicos (opiáceos o no opiáceos)
Limitación de las actividades dolorosas
Dispositivos de ayuda para caminar (como un bastón o un andador)
Fisioterapia
Inyecciones de cortisona en la articulación de la rodilla (un esteroide)
Inyecciones de viscosuplementación (para añadir lubricación a la articulación y hacer que el movimiento articular sea menos doloroso).
Pérdida de peso (para personas obesas)
Los resultados de esta intervención suelen ser excelentes: el 90-95% de las prótesis totales de rodilla siguen funcionando más de 10 años después de la operación. La mayoría de las personas caminan sin ayuda, pueden subir escaleras y levantarse sin problemas, y la mayoría reanudan el nivel deseado de actividad recreativa.
Tipos de artroplastia (sustitución) de rodilla
En términos generales, existen dos tipos de prótesis de rodilla. Ambas tienen una larga historia y buenos resultados clínicos.
Prótesis totales de rodilla
Prótesis parciales de rodilla (mínimamente invasivas, a menudo denominadas "minirrodillas")
Tipos de implantes
A encaje a presión La prótesis (no cementada) se fija con un material avanzado de superficie rugosa y porosa que favorece el crecimiento de hueso nuevo. El hueso nuevo crece en los espacios del implante, manteniéndolo en su sitio sin necesidad de cemento.
A cementado La prótesis se fija con cemento óseo.
Tanto el método de ajuste a presión como el cementado funcionan bien para fijar el implante. A medida que las técnicas de prótesis de rodilla han ido evolucionando, la composición del cemento ha mejorado, al igual que los métodos para estimular el crecimiento natural del hueso.
Para algunas prótesis de rodilla, el cirujano combinará métodos.
El cirujano que realiza la artroplastia (sustitución) de rodilla
Si el mejor tratamiento es una prótesis de rodilla, el profesional sanitario de su ser querido le enviará a un cirujano ortopédico para su evaluación. Una vez más, esta cirugía suele realizarse en adultos después de que otras terapias, como ayudas para caminar, pérdida de peso, medicamentos y fisioterapia, no hayan dado resultado.
Existen varios enfoques quirúrgicos para la artroplastia de rodilla, incluidas opciones mínimamente invasivas que pueden ser adecuadas para algunas personas.
La recuperación y la rehabilitación tras la cirugía son esenciales para recuperar la movilidad y la funcionalidad y volver a las actividades con menos dolor.
Dado que todas las cirugías entrañan riesgos y que las prótesis pueden fallar con el paso del tiempo, el cirujano puede recomendar retrasar la artroplastia de rodilla hasta que se presenten síntomas más graves.