Retinopatía diabética
La diabetes puede hacer que su ser querido sea más propenso a desarrollar otras afecciones oculares, como cataratas y glaucoma de ángulo abierto; sin embargo, la retinopatía diabética es una complicación grave de la diabetes y la causa más frecuente de pérdida de visión en las personas diabéticas.
Se produce cuando los niveles elevados de azúcar en sangre afectan a los vasos sanguíneos de la retina -la capa de tejido sensible a la luz situada en la parte posterior del ojo-, provocando su hinchazón (aneurisma) y fugas (hemorragia) o el cierre total del flujo sanguíneo. Los vasos sanguíneos dañados y el crecimiento anormal de otros nuevos roban la visión a su ser querido.
Su ser querido debe someterse a un examen oftalmológico anual que incluya la evaluación de la retinopatía diabética.
DOS ETAPAS PRINCIPALES
Retinopatía diabética no proliferativa (NPDR). Pequeños vasos sanguíneos tienen fugas, lo que provoca la inflamación de la retina. Cuando el centro de la retina (llamado mácula) se hincha, el edema macular resultante contribuye a la pérdida de visión. Los pequeños vasos sanguíneos también pueden cerrarse, lo que provoca isquemia macular y la formación de pequeñas partículas (exudados) en la retina que también pueden afectar a la visión.
Retinopatía diabética proliferativa (RDP). Es la fase más avanzada. Se produce cuando en la retina empiezan a crecer nuevos vasos sanguíneos (lo que se denomina neurovascularización). Aunque esto puede parecer bueno, ya que los nuevos vasos favorecen el flujo sanguíneo, estos nuevos vasos son frágiles y a menudo sangran en la cámara del ojo. Un poco de sangre puede causar "moscas volantes" oscuras en el campo visual, mientras que las hemorragias grandes pueden bloquear la mayor parte o toda la visión.
Dark Floaters in the Visual Field
Cuidados del pie diabético
La diabetes puede dañar los nervios (neuropatía), reduciendo la sensibilidad y el flujo sanguíneo a los pies, especialmente a los dedos. Si tu ser querido no puede sentir dolor en los pies, es posible que no sepa cuándo se ha lesionado y que las lesiones permanezcan sin tratar durante mucho tiempo.
Esto puede provocar graves problemas en los pies, como piel seca, agrietada e infectada, llagas y heridas que cicatrizan muy lentamente o no cicatrizan en absoluto, y cambios drásticos en la forma del pie.
También puede provocar una enfermedad denominada síndrome del pie diabético. Esta afección provoca úlceras en el pie, que conllevan distintos niveles de infección y pérdida de flujo sanguíneo. El DFS suele conducir a la amputación de los dedos, parte del pie o el pie entero. (Amputación es cuando hay que cortar quirúrgicamente partes del cuerpo).
Su ser querido debe someterse, como mínimo, a un examen anual de los pies por parte de su profesional sanitario, aunque deberían aprender a autoexaminarse con mucha más frecuencia (por ejemplo, cada dos semanas o al menos cada mes). También deben hacer todo lo posible por proteger sus pies de molestias y lesiones.
Es posible que el médico de su ser querido le remita a un podólogo para el cuidado continuo de los pies.